Antes de poner a tus hijos un nombre del que te arrepentirás pregunta a Euskaltzaindia
La academia de la lengua vasca resuelve a diario dudas porque no todo vale
La ley de Registro Civil prohíbe imponer nombres que sean contrarios a la dignidad de la persona o confundan la identificación en cualquier lengua y el euskera no es una excepción. En euskera son indecorosos, por ejemplo, Ordots (cerdo), Ozpin (vinagre) o Zakar (basura y además están prohibidos los fallos ortográficos, como escribir Nahia u Hodei sin hache.
En Euskadi, la mayoría de los padres opta hoy en día por poner a sus hijos nombres en euskera pero la tendencia generalizada es la de huir de los clásicos, como Ane, Irati, Leire, Jon, Aitor, Asier, Mikel o Eneko a favor de otros menos conocidos como Unax, Aitzol o Irantzu En algunas ocasiones, traspasando los límites y viéndose obligados a recular porque el registro civil no les permite la inscripción de ese nombre.
Euskaltzaindia, La Real Academia de la Lengua Vasca lleva décadas ofreciendo a los interesados la información necesaria para evitar que se elijan nombres inadecuados, ya sea porque no existen o porque su grafía es incorrecta. “todos los días recibimos llamadas de padres o de registros civiles para hacernos alguna pregunta a este respecto», declaraba el responsable de la Comisión de Onomástica de la institución.
Las situaciones con las que se encuentran son muy variadas ya que muchas los padres han oído un nombre en euskera que les gusta y resulta que es un mote, o no es un nombre en euskera. Y de ahí en adelante, las consultas que reciben darían para publicar un intenso anecdotario. Por ello mismo desde la Academia recomiendan a aquellas parejas que estén esperando un hijo y que deseen ponerle un nombre en euskera, se pongan en contacto con ellos ante cualquier posible duda.
No te puedes llamar «Aker”
La ley es bastante flexible en tanto que considera que los padres no van a poner a sus hijos un nombre excesivamente extravagante. Con todo, hay padres que lo intentan», y han llegado casos de una madre que quería poner a su hijo «Aker», que en castellano significa macho cabrío». U otra pareja que quería llamar a su hija «Alúa», que tiene dos significados: tonto o vulva de la vagina. Se explicó a estos padres lo que quería decir, pero como no sabían euskera para ellos el nombre no tenía ningún tipo de carga y además les sonaba bien, así que querían seguir adelante. Por supuesto, no se lo permitieron
También existen ejemplos que podrían generar cierta controversia por su significado en castellano, pero que se consideran correctos por Euskaltzaindia. Tal es el caso de Otsoa (lobo) o Zigor (castigo), por ejemplo. «De la misma manera que no puedes llamar a un niño Zigor en castellano, no puedes llamar a una niña Dolores (mina) en euskera. La onomástica personal es un tanto extraña porque siempre hay excepciones.
Faltas ortográficas y confusiones de sexo
Uno de los ejemplos típicos es el que tiene que ver con el nombre Zühara. En su pronunciación suena como «ziara» pero esa no es su grafía correcta. Algo que sorprende a muchos padres cuando quieren inscribirlo de esa manera y no les dejan. Al igual que progenitores que quieren escribir Nahia u Hodei sin hache, cuando eso es una falta de ortografía no admitida al igual que si se escribiera Isabel con v», explican.
Además, en el caso de Hodei “Nube” hay quien se empeña en asociarlo al femenino y remata el error con un “Hodeia” o aún peor “Odeia”
Nombres que saltan generación
Hay nombres como «Iñaki, que fue un nombre muy utilizado, que casi se han saltado una generación y ahora los tienen fundamentalmente personas que son aitites o amamas mayoritariamente, al igual que ocurre con Garbiñe, Edurne o Begoña. Otros, en cambio, siguen usándose, como Mikel o Aitor».
En cualquier caso, la tendencia en toda Europa es la de nombres cortos, de dos sílabas, y no compuestos. En Euskadi con algunas excepciones como Jon Ander, entre los 100 nombres más usados no hay ninguno compuesto. No hay ningún niño menor de diez años que se llame Miguel Ángel, Francisco Javier o José Mari, salvo los nacidos de padres latinos con más de dos como Edmundo Alfonso Orlando.
También tienen más de uno los hijos de extranjeros europeos que al no usar los apellidos maternos tiene que incluir al menos 2 nombres de pila para diferenciarse de todos los Smith o Green del área de Londres
Las modas, al igual que en castellano, tampoco escapan en la nomenclatura eusquérica. Véase el caso de Unax asociado al del popular actor o el de Iker, cuarto nombre común más utilizado, no en Euskadi sino en la Comunidad de Madrid y sexto en Catalunya, por el futbolista Iker Casilla.
Evolución del nomenclátor
Tras la muerte de Franco en 1975 se empezó a permitir la imposición de nombres eusquéricos en el registro civil. Para entonces, Euskaltzaindia ya tenía publicado su primer nomenclátor de nombres de pila en euskera, propuesto por Aingeru Irigarai en 1972 atendiendo a dos criterios: el del equilibrio en el uso y el del respeto a la lengua
A partir de ahí ha habido ediciones periódicas y listados anuales de nuevos nombres que incluyen una información sobre el origen o referencia y significado de cada nombre, junto con sus equivalencias en castellano y en francés. El nomenclátor se puede consultar a través de la página web de Euskaltzaindia.
Pero en él, no se incluyen nombres como Pedro y Santiago puesto que, a pesar de su importante presencia, tienen formas propias en euskera como Petri, Peru o Pello y Jakue. Sin embargo, la aplicación de dicho criterio sí resulta un filtro válido a la hora de decidir la inclusión o exclusión de nombres más recientes en el nomenclátor. En base a ello se han incluído nombres nuevos, como Edurne, Iñaki y Miren, y se han excluido otros como Albontsa u Onintza.